Solo el 13,5 % de los contratos son indefinidos a jornada completa y crece el pluriempleo hasta casi las 700.000 personas
El peor mes de julio en los últimos años, tras conocer los datos del paro y el porcentaje de contratos indefinidos, refleja otras cifras poco halagüeñas sobre el mundo del trabajo en nuestro país. En el Balance del mercado laboral de julio de 2025, elaborado por el Gabinete de Estudios de USO, se concluye, entre otros datos, que se ha superado la barrera de los 23 millones de puestos de trabajo, sí, 1,1 millón más que en 2008. Sin embargo, ese más de un millón de empleos nuevos no han generado horas efectivas trabajadas. Al contrario, se trabajan 125 millones de horas menos que entonces.
Con estos datos, “el resultado es que la jornada efectiva ha descendido a su mínimo, 31 horas de media, por casi 33 entonces. Y que batimos récord de personas pluriempleadas, ya nos acercamos a las 700.000: 140.000 más que por entonces y 60.000 más que el año pasado. Es lógico que, si los puestos de trabajo cada vez son de menos horas, también los salarios son parciales. Y son ya muchas las personas que necesitan combinar dos o más empleos para llegar a fin de mes”, denuncia el secretario general de USO, Joaquín Pérez.
Otro récord, el de personas afiliadas, un millón más que por entonces, “es también una consecuencia lógica de la propia evolución de la población. Según el INE, en esa fecha había 31,02 millones de personas de entre 16 y 64 años. Hoy, 31,96. Prácticamente un millón más de potenciales trabajadores. Es decir, solo hay unos miles de afiliados más con respecto a la población en edad de trabajar que por entonces. Y, recordemos, trabajan en total menos horas”, incide Pérez.
Más temporalidad, más parcialidad, más rotación
Las altas y bajas en el último mes dejan un crecimiento casi plano en la afiliación. A pesar de estar en pleno verano.
“Pero lo que más nos preocupa es qué empleo se ha creado y qué empleo se ha destruido. Entre los indefinidos, hay una bajada de 4.000 personas; la subida se da entre los trabajadores temporales, casi 6.500. Estamos destruyendo empleo estable para sustituirlo por más precariedad y más rotación: las continuas altas y bajas en el sistema no se reflejan en una mejora del paro”, analiza el secretario general de USO.
En consonancia con la bajada de la jornada media, suben notablemente los contratos a jornada parcial o de fijos discontinuos. Únicamente el 14,5 % de los contratos firmados en julio fueron indefinidos a tiempo completo, incluyendo conversiones.
Paradas de larga duración
El paro en España es algo crónico. Las personas que quedan en paro y no consiguen salir de él antes de los tres meses, acabarán convertidos en desempleados de larga duración. Desempleadas. Porque el paro de larga duración se escribe con a. El 49,7 % de ellas llevan esperando una oferta de empleo más de un año. Y el 34,4 %, más de dos, con lo que han perdido con seguridad toda prestación contributiva. Personas en riesgo de pobreza y exclusión, principalmente mujeres.
Además, es también la mujer, y especialmente si ya ha pasado de los 50 años, el perfil más habitual de parada.
“Falta formación y recualificación. Estamos escuchando sobre incentivar la jubilación más allá de la edad, reformas cada vez más restrictivas… y, sin embargo, no aprovechamos la fuerza de trabajo que ya tenemos. Esas personas están muchas veces apartadas por la brecha digital, sin oportunidades de reinserción, es indispensable la formación desde unos servicios públicos de empleo que dejen de ser meros tramitadores”, reivindica Joaquín Pérez.
1 de cada 5 contratos dura menos de una semana
Por último, la alta rotación en el empleo y la constatación de que la temporalidad no se ha eliminado por el hecho de que se firmen más contratos indefinidos se demuestra en la duración efectiva de los contratos.
En el último mes, 1 de cada 5 duró menos de una semana (el 20,1 %). Esto supone 2 puntos más que en 2022. Y también han aumentado los que duraron menos de un mes: 1 de cada 3, el 34 %. Hace tres años eran el 31,7 %.
La duración media no ha variado, no ha mejorado. Si por entonces ya denunciábamos que era de 45,85 días, hoy es casi igual: 45,55.
“Una reforma laboral no es cambiar los contratos de nombre. Una reforma pasa por establecer mecanismos para evitar el fraude en esos contratos, por vigilar los efectos que ha supuesto que el fijo discontinuo sea la vía de escape para las contrataciones fugaces. Pasa por endurecer el despido o por reformar la regulación del período de prueba, que se ha convertido en despido gratuito”, pide el secretario general de USO.
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