El Gobierno y el Diálogo Social firman un Pacto de Reconstrucción literario, con mucha retórica y poca pragmática

Nada nuevo se sabe sobre el Pacto de Reconstrucción firmado hoy por Gobierno, UGT, CCOO, CEOE y Cepyme. Nada nuevo se sabe porque nada nuevo contempla. Solo que ya agota ver cómo se utilizan palabras plenas, positivas, para vaciarlas de contenido, para que ya no signifiquen nada aunque suenen muy bien.

No hay pacto, no hay reconstrucción, no hay unidad, no hay pluralidad y no hay avances. De tanto repetirse, podría ser ya la canción de la legislatura, la “barbacoa” de cada verano, acompañada de la foto de turno con quien sea.

Vender varias veces lo mismo, aun siendo un discurso más o menos comprable por la mayoría, es todo un arte. Pero hacerlo durante meses y años es una ciencia. Y volver a venderlo como nuevo, como acontecimiento histórico, sin haberlo ejecutado, merece un Oscar a la mejor interpretación.

Queremos acuerdos. Y queremos que tengan contenido. Criticamos que se manoseen: un día se anuncian, otro se ponen sobre el papel, otro día se publican y después otro día se presume de foto. Eso no arregla los graves problemas sociolaborales en los que está inmerso nuestro país.

USO no quiere desvirtuar con esta queja las muchas decisiones correctas que se han tomado en materia laboral. USO quiere denunciar que se utilizan para perpetuar un circo que se llama Diálogo Social que no existe como tal.

Las decisiones las está tomando el Ministerio de Trabajo y Economía Social. El plato, ya cocinado, se pone a la mesa de la patronal y los dos sindicatos mayoritarios, para que lo prueben y digan si falta o sobra sal. No hay negociación, no hay pacto, no hay pluralidad. Y, sobre todo, no hay reivindicación. La patronal y los sindicatos mayoritarios, los que siguen yendo a las mesas en representación de todos los trabajadores y empresa, parados y pensionistas de nuestro país, no cumplen con su labor de pedir, de proponer, de negociar. Solo repiten, contribuyen al espectáculo, aplauden y se aplauden.

Propuestas de reconstrucción que no son nuevas: la espiral de incumplimientos

El Pacto de Reconstrucción es un refrito de medidas ya anunciadas, no tomadas, y buenas intenciones sin desarrollar. Párrafos colocados de distinta forma. Palabras que quedan bien. Cansa la espiral de las tasas Google y Tobin. Son impuestos necesarios y justos, pero lo que buscamos es que se plasmen ya sobre el papel, no que vuelvan a proponerse.

La fiscalidad es una eterna incertidumbre que no se acomete con valentía. Al contrario, ya se deja entrever que podría haber una subida generalizada de impuestos para todos. También en los impuestos indirectos, los que afectan por igual a las grandes fortunas que a los cercanos al umbral de la pobreza.

Seguimos instalados en la ambigüedad, en no saber qué se va a aprobar o a derogar mañana. Y, mientras tanto, los parados suben, el paro juvenil duplica al de la UE, la pobreza y el riesgo de exclusión aumentan aun con el Ingreso Mínimo Vital, las empresas cierran, la industria muere… La Reforma Laboral es moneda de cambio según con quién se busque el pacto, pero sigue vigente.

Firmar hoy los ERTE para tapar las vergüenzas de los datos del paro

Dejar para el 3 de julio la firma de la prórroga de los ERTE acordada el 26 de junio, publicada el 27 de junio y que ya está en vigor solo evidencia que era necesario un antídoto para unos datos del paro de junio, que se adivinaban malos. Los peores de un mes de junio. Porque los ERTE han frenado, pero no han erradicado la destrucción de empleo. Sí se está quedando gente atrás. Y no se recuperará con un Pacto de Reconstrucción copiado y pegado de cualquier programa electoral sin cumplir.

USO ha presentado propuestas a las grandes leyes laborales que se tramitarán próximamente. Por registro, no en mano o con una exposición y explicación de palabra, porque el Gobierno no ha recibido en todo este tiempo al tercer sindicato de España. Ni siquiera ha respondido un “lo estudiaremos” a las múltiples proposiciones o correcciones que le hemos hecho llegar. Propuestas estudiadas y con fondo, sin corta y pega, sin color político.

Los discursos ambiguos, repetitivos, vender medidas ocho veces sin implementar las grandes reformas necesarias entre los grandes partidos… empieza a ser, además de cansino, peligroso. Vamos tarde, muy tarde. Y el mundo no se ha parado para esperar la próxima foto.